Un breve resumen...
Tadeo de Wiesent, sacerdote capuchino y médico naturista alemán (26 de enero de 1858 - 10 de junio de 1926 )
Fue
discípulo del Monseñor Sebastian Kneipp (creador de la Hidroterapia moderna), y
difusor de ella en Chile y otras localidades sudamericanas, aparte de ser un
gran difusor del naturismo en esas localidades. Fue el maestro del Doctor
Manuel Lezaeta Acharán, en quién quedaron sus frutos con la creación de la
Doctrina Térmica. Fue conocido en Chile con el simple apodo de “Padre Tadeo”.
Biografía
El
Padre Tadeo, de familia de escasos recursos nació en Wiesent, aldea de Baviera,
Alemania. Desde la infancia sintió atracción por ser sacerdote, lo cual logró
al ingresar en 1887 al sacerdocio, luego de cumplir su bachillerato.
En 1891
decidió ingresar al noviciado de los Capuchinos en la localidad de Laufen, de
donde saldría con el título de sacerdote en 1891. Después de 14 años de una
exigente vida al servicio de dios, una gran carga de trabajo y con grandes
privaciones, su salud se vio perjudicada de tisis y reumatismo, perdiendo un
pulmón y llego a ser desahuciado por los especialistas de la época.
Fue
curado por Sebastian Kneipp, de quien posteriormente se convirtió en discípulo
y de quien aprendió todos sus conocimientos de Hidroterapia y medicina natural.
Llegó a ser un experto en el campo de la medicina natural propagando la para
entonces nueva ciencia de curar sin fármacos, vacunas, inyecciones ni cirugía,
que según él solo beneficiaban a los intereses aliados de la enfermedad.
La
figura del padre Tadeo fue muy conocida en Latinoamérica, donde su recuerdo
permanece vivo porqué amó esa tierra como su segunda patria.
Vida en
Chile.
Una vez
recobrada su salud gracias a la intervención del abate Kneipp y su método de
hidroterapia, Tadeo solicitó ser enviado a la Araucanía para ser misionero en
la zona sur de Chile. En San Juan de la Costa abrió una escuela en 1897. Vivió
en Pelchuquín entre los años 1898 y 1902, donde aprendió la medicina mapuche y
construyó iglesias y escuelas, destacándose por el prestigio que alcanzaron sus
curaciones que seguían el método natural. Esa zona llegó a ser lugar de
peregrinaje de personas que llegaban de todo Chile y de todo el mundo, logrando
curaciones asombrosas lo que a su vez seguía aumentando su fama. En dos
oportunidades intereses gremiales contrarios a la salud se aliaron para
expulsarle de Chile y en ambas ocasiones altos funcionarios del gobierno
evitaron su salida por considerarlo muy valioso para el país.
En 1902
fue nombrado párroco de Río Bueno, época en que el Presidente chileno, Pedro
Montt, llegó a buscar ayuda para su enfermedad, pero por las opiniones de sus
médicos convencionales hizo caso omiso a los consejos del padre, y se limitó a
viajar a Europa en busca de atención médica; Tadeo predijo que no llegaría a
destino, y cuando el presidente desembarcó en bremen falleció.
En 1912
se trasladó a la misión de Budi, donde sus amistades pretendían instalar un sanatorio.
Sin embargo, las mismas influencias médicas que provocaron su alejamiento de
Río bueno, obtuvieron que el Superior General de los Capuchinos en Roma
decretara su alejamiento de Chile. Gracias a la gestión del embajador de Chile
en la Santa Sede, se obtuvo que el Padre Tadeo continuara en el país solo que
debía incorporarse a la Misión de los Capuchinos españoles en Constitución
(Chile) y abandonar la región de los capuchinos germanos de la Araucanía. En la
zona del Maule se acrecentó su prestigio aplicando el método hidroterápico.
Siguió en la zona central de Chile por 8 años entre Constitución y Santiago,
mientras aumentaba su cantidad de pacientes.
El
padre Tadeo tenía una estatura moral superior a la de sus detractores, de ahí
el triunfo de su causa. No se sabe en la historia de Chile ni de ningún otro
país sudamericano, que un humilde sacerdote extranjero, que hablaba un idioma
distinto del local, desconocía la idiosincrasia del pueblo, era obstinado,
vivía en lugares apartados de las grandes ciudades y no buscaba publicidad,
destacara de tal forma hasta atraer multitudes que lo seguían y practicaban sus
consejos. La explicación está en su éxito al curar. Se humilló, fue ensalzado.
Quiso ser nadie y su nombre se rodeó de una aureola.
En los
tiempos que el Padre Tadeo atendía en Constitución, llegó a la localidad don
Manuel Lezaeta Acharán, a la sazón estudiante de ultimo curso de medicina y el
Padre le preguntó si lo había ido a visitar, pero este le dijo que no, por lo
que Tadeo le contesto: “Pues, anda a mi consulta, porque estás muy
enfermo", ya que con solo verle el aspecto físico noto su deterioro de
salud y fue certero, ya que tenía un mal incurable en aquellos tiempos. Pero
Lezaeta como estudiante de Medicina de quinto año se resistió a visitarlo por
considerarlo un charlatán sin estudios médicos, pero al reflexionar se dio
cuenta que ni él, ni sus profesores lograron siquiera aliviarlo, y finalmente
resignado se presentó en la consulta del Padre Tadeo. Con los consejos que le
dio, como baños y abluciones de agua fría, caminar descalzo al rocío de la
mañana, pasear por las montañas y alimentación vegetariana, logró restablecer
por completo su salud física y mental.
También
en esos tiempos el empresario Fernando Doggenweiler construyó en Constitución
una instalación de baños de acuerdo a las normas del capuchino y atendido por
personal capacitado por Tadeo de Wiesent. Al mismo tiempo, en Santiago
aparecieron seguidores como Víctor Lezaeta y Mario Acharán Arce, quienes
fundaron centros de salud naturista.
Ultimo
viaje
En
1922, al enterarse por una solicitud de sus hermanos Capuchinos en Colombia, se
conmovió por tal situación de sufrimientos que vivían los leprosos en ese país,
decide viajar, embarcándose el 26 de Abril en Valparaíso.
Al
llegar, se instaló en el lazareto de Agua de dios con la esperanza de sanar a
los leprosos con su método natural; pero las desastrosas condiciones en que
estaban los leprosos dificultó en gran medida su trabajo. Tiempo después
regresa al convento en Bogotá, donde continuó haciendo curaciones, incluso
llego el presidente colombiano de la época por ayuda médica.
En una
última carta, Tadeo comunico a sus amigos que tenía ganas de volver a Chile,
pero no pudo lograrlo ya que falleció el 10 de Junio de 1926 por causa de
gastritis crónica.
Sus
restos fueron enterrados en la Iglesia de Capuchinos de Concepción, fiel a sus
votos de pobreza que acogió en Alemania. Al entrar a tal orden, su nombre civil
se perdió, por lo que se le recuerda con el nombre que el escogió, Tadeo, y el
apellido Wiesent en referencia a sus ciudad natal.
Legado
El
Padre Tadeo fue quien introdujo a Chile, la técnica de hidroterapia moderna
desarrollada por su maestro Sebastian Kneipp en Alemania. En las variadas
localidades del sur de Chile en donde trabajo en medicina, compartió sus
conocimientos con médicos y estudiantes de medicina tradicional que se
interesaban en el naturismo; también aportó a la cultura y el desarrollo de las
ciudades, fundado colegios para obreros e indígenas, también bibliotecas y
realizó un estudio etnográfico único, que está en Alemania, donde aparecen
todos los caciques que el invitaba cada 8 de diciembre a la fiesta patrimonial
de Río Bueno, donde permaneció alrededor de diez años. Entre sus seguidores más
conocidos fueron Víctor Lezaeta y Mario Acharán Arce, Silvio Rossi Sachetti, y
quizás el más importante, el doctor Manuel Lezaeta Acharán, que continuó con la
importante obra naturista a gran escala, difundiendo su obra en todos los
países de habla hispana, también en España. Dejo sus técnicas hidroterápicas y
naturistas en su libro "La Medicina del Padre Tadeo", (Editorial Pax
México ISBN: 9789688605721) que en realidad fue recopilada y aplicada por su
discípulo Manuel Lezaeta Acharán.
Métodos
y terapias
Sus
principios se basaban en utilizar los agentes de curación que la naturaleza
ofrece: aire, luz, sol, temperatura, agua, ejercicio y dieta natural. Según él
si viviéramos como Adán y Eva en el paraíso, respirando a toda hora aire puro,
ejercitándonos bajo la acción del sol, comiendo solamente frutos crudos, frutas
y semillas, desconoceríamos las enfermedades y viviríamos hasta los 150 años.
Según
el todas las enfermedades tienen su origen en la mala alimentación, agravado
por otros factores. Por ejemplo el exceso de ropa evita la correcta eliminación
de toxinas por la piel: la debilita volviéndola mas pasiva, sobrecargando los
otros órganos de eliminación como son los pulmones y el riñón. La falta de
intensa irrigación sanguínea a su vez debido a la falta del estímulo del aire
libre, oxigenado y fresco, hace que la piel pierda calor superficial. Mientras
que el consumo en exceso de alimentos cocinados, carnes, malas combinaciones
alimenticias, someten al aparato digestivo a esfuerzos considerables, los
cuales hacen aumentar el pulso cardiaco y la temperatura del sistema digestivo,
agravado por el hecho de que la irrigación se ha desplazado de la piel al
interior del organismo, en concreto del aparato digestivo. Este aumento de
temperatura del vientre genera putrefacciones intestinales durante las
digestiones. Esto a su vez lleva a destrucción o no asimilación de nutrientes
como vitaminas y minerales lo cual provoca carencias graves al organismo. La
digestión de fruta por si sola se lleva a cabo en media hora, mientras que la
de conservas, carne, etc. exige hasta 8 horas y un gran esfuerzo para el
organismo. El aire viciado y la polución, terminan de agravar el cuadro. Las
toxinas se acumulan en nuestro interior durante años. Las enfermedades no son
más que crisis curativas del organismo que se esfuerza por eliminar esa
cantidad de residuos tóxicos. La medicina moderna de su época tomaba, como
ahora, el camino equivocado, sofocando y cortando la eliminación por medio de
cortar por ejemplo las diarreas que no son mas que respuestas eliminatorias del
organismo, tomar medicinas que cortan la fiebre curativa e intoxican aun mas el
organismo y en fin atiborrar de comida a un organismo que necesita ayuno y que
de manera natural deja de tener apetito en su camino para eliminar elementos
morbosos que intoxican los diferentes sistemas del organismo. Estas acciones
abortivas de las naturales acciones auto curativas del organismo, son lo que
produce las enfermedades crónicas.
La medicina del padre Tadeo restablecía el equilibrio térmico piel/sistema digestivo por medio de curas termales precisas, por ejemplo baños de agua fría y caliente, restablecía las digestiones por la alimentación gracias a una dieta de frutas y frugívora y estimulaba la eliminación de la piel. Los baños de sol hacen abrir los poros, facilitando la eliminación, se produce más vitamina D, se estimulan el hipotálamo y la glándula pineal por la acción de los rayos ultravioleta solares y el organismo vuelve a la normalidad poco a poco.
El
padre Tadeo usaba la fitoterapia en muchos casos, y según él la planta más
eficaz y la que tiene más valor es la limpiaplata como se llama en Chile o
‘Cola de Caballo’ (equisetum arvense). Según sus propias palabras: “Purifica
heridas y ulceras, acelerando de manera asombrosa su cicatrización. Excelente
en problemas hepáticos, digestivos y en toda clase de dolencias. Favorece la
formación de tejidos nuevos. Su acción es por demás prodigiosa y no acabaríamos
nunca el querer describir todas las curaciones, verdaderamente estupendas, efectuadas
con el solo auxilio de esta humilde hierbecilla. Hace algún tiempo a un pobre
muchacho se hizo un corte muy profundo con una maquina aserradora. Entonces le
entablillé el dedo y fui aplicando compresas de esa planta. A los pocos días
podía mover el dedo en todas las direcciones no quedando ni dolor ni cicatriz.
Otra vez arranqué de las garras de la muerte con esta planta a una persona que
tenía fuertes hemorragias y estaba desahuciada por la medicina. Y así podría
continuar la lista interminable de hechos admirables. Para las contusiones,
inflamaciones, heridas, llagas pútridas, cancerosas es remedio excelente
lavarlas con agua de limpiaplata y colocar sobre ellas compresas y cataplasmas
de la misma planta. En las hemorragias nasales lo mejor es aspirar por la nariz
el agua de esta hierba. En todos los trastornos, descomposiciones y vómitos de
sangre, así como en casos de fiebre, produce el te de limpiaplata resultados
eficacísimos. Finalmente para las enfermedades de los riñones, del hígado, bazo
y vejiga, para las obstrucciones de las vías urinarias, para los cálculos,
arenillas, almorranas, estancamientos de sangre, fetidez del aliento,
putrefacciones intestinales, cáncer, lupus y otras enfermedades cutáneas, se
obtienen efectos segurísimos con el agua, el vapor o las compresas de la
limpiaplata”. (Citado por Manuel Lezaeta en ’La medicina natural al alcance de
todos’ Ediciones Pastor, Valencia 1940)